La Esfera de Soto, un recuerdo de toda la vida

Caracas Inaccesible

Ángela León Cervera

Autopista Francisco Fajardo. Recuerdo que era cerca de la una de la madrugada, supongo que debo decir de un día lunes, cuando nos encaminamos hacia el distribuidor de Santa Cecilia y allí estaba rasgando la madrugada «El Sol Anaranjado» de Soto.

La Esfera, una obra del año 1996 conformada por más de dos mil varillas de aluminio. La misma Esfera que seguramente canta con la brisa, cuando esas barras de un color naranja encendido chocan entre sí producto de la vibración y el paso de vehículos a cada instante por nuestra transitada ciudad.

¿De 1996? Me dije mientras colocaba la cámara sobre el techo del carro, helado por el frío de la madrugada. Miré la hermosa pieza a través del visor. ¿De 1996? No puede ser, me dije… No puede ser tan reciente…

¿De 1996? ¡Pero si yo la recuerdo de toda la vida! Y saqué una veloz cuenta mental, y pensé qué edad podría tener yo para ese entonces, y recordé cómo fue desmantelada por vándalos que comercian con el aluminio y cómo la fueron desgajando, como si se tratase de una enorme mandarina de metal.

¿De 1996? Pero… Pero si yo no me puedo imaginar a una Caracas sin La Esfera de Soto…

Caracas: valle bañado en rocío

Caracas Inaccesible

Angela Leon Cervera

Caracas. Cuatro gotas de lluvia que, como los cuatro jinetes del Apocalipsis, caen sobre la ciudad y la refrescan, anunciando la llegada del caos. Nubes de motorizados amontonadas bajo los puentes, tratando de evitar empaparse con el aguacero.

Vías bloqueadas por grandes lagunas que se escurren despacio por los escasos sistemas de drenaje colapsados. Mareas de carros que, entre los retrovisores y parabrisas salpicados, describen con sus luces rojas un lienzo titulado Tráfico con matices Impresionistas.

Descripción absolutamente poética de una condición atmosférica y natural de este mes de mayo, que más allá de la prosa de esta humilde crónica, nos arranca sinceramente a más de uno una genuina MENTADA DE MADRE en mayúsculas sostenidas que proviene del eco de nuestras gargantas.

Sí; hoy también llovió desde temprano.

San Agustín: naipes en la autopista

Caracas Inaccesible

Angela Leon Cervera

San Agustín. Un calor de esos sofocantes y un tráfico de mediodía pasando el antiguo Retén de La Planta en dirección este. Más allá del sol picante y del cielo descubierto, ventilándome un poco con un cartoncito que tenía en la guantera de la puerta del conductor, estaba animada y distraída.

Un edificio macizo, justo al lado de la estación terminal del Metro Cable, llamó mi atención y al alzar la vista más allá de la mole de mosaicos azules y negros, vi un flanco del Helicoide. Con sorpresa descubrí que nunca antes había notado que desde ese punto de la autopista podía verse el complejo donde hoy en día funciona la UNES.

Entusiasmada con mi hallazgo, escuché el frenazo agudo de una motocicleta y de inmediato el golpe seco: dos motorizados habían chocado entre sí. Vi con asombro cómo los cuatro pasajeros (dos en sendas motos) cayeron como naipes al pavimento. Unos gritos, unos manotazos y, para rematar mi sorpresa, uno de los pasajeros de la primera moto levantó del suelo a una bebita de no más de dos años.

No le pasó nada. Llevaba puesto un casco enorme, una chaqueta acolchada color rosa y se veía en buenas condiciones cuando la alzaron del suelo, recogieron el pedazo del guardafango que se había roto con el golpe, se subieron de nuevo en el vehículo de dos ruedas y desaparecieron. Los que impactaron contra la otra moto no se zafaron tan pronto del aprieto.

Sobre el canal del medio de la autopista quedó la parrillera lamentándose de un dolor en la pierna derecha y yo, aún atónita, tuve que seguir mi camino al salir de mi asombro con los cornetazos del chofer que venía tras de mí.