El pasado 18 de junio, Caracas Inaccesible inauguró una pequeña muestra fotográfica en el Ateneo de El Hatillo.
Categoría: Veronica Pedraza Diaz
Campanas de historia en El Hatillo
Una campanita guinda del techo de un famoso establecimiento comercial ubicado en El Hatillo, al sureste caraqueño, como parte de la decoración de un espacio que representa las principales regiones de Venezuela y que recibe a visitantes nacionales e internacionales que van en busca de un recuerdo o un souvenir. Para los venezolanos puede ser un museo, un lugar emotivo que nos conecta con nuestras vivencias y nuestra historia.
Reliquias bomberiles del año 47
En las instalaciones del Museo del Transporte, en Los Dos Caminos, puede encontrarse con una reliquia bomberil y una joya automovilística de la década de los años 40, específicamente de 1947, cuando a las placas de nuestra capital les bastaba con tener tres dígitos. Los Bomberos de Caracas circulaban por la ciudad identificados con el «003».
“Caracas Inaccesible” estará en la UCAB hasta el 26 de octubre
Caracas Inaccesible
Este lunes 30 de septiembre la Dirección de Cultura de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) inauguró en el Salón de Usos Múltiples del Edificio Cincuentenario nuestra exposición “Caracas Inaccesible, fotografías y crónicas de nuestra ciudad”, a beneficio de la organización sin fines de lucro Superatec, realizada por las caraqueñas Ángela León Cervera, fotógrafa, ilustradora y licenciada en Letras de esta casa de estudios; y la comunicadora social de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Verónica Pedraza Díaz.
Como parte de los eventos y las actividades que la Dirección de Cultura preparó por el 60° aniversario de la UCAB, tanto universitarios como docentes y público en general podrán disfrutar de esta muestra fotográfica, de manera gratuita, desde el 30 de septiembre y hasta el 26 de octubre, de lunes a sábado a partir de las 9am y hasta las 5pm en horario corrido.
Esta exposición incluirá no sólo imágenes de la capital venezolana, sino también una serie de historias sobre la cotidianidad y el ritmo urbano que viven los habitantes de esta ciudad en la actualidad, con el objetivo de rescatar los valores positivos de Caracas e inmortalizar sus momentos, vivencias y personajes de cada rincón citadino.
Ritual de protección diario
Veronica Pedraza Diaz
Cada mañana, sin importar si es día de semana o el anhelado «finde», sigo mi rutina diaria de despertar, cepillarme los dientes, bañarme (en la regadera o con tobito, según lo decida Hidrocapital o la conserje), y proceder a alistarme para salir a la calle.
Muchas mujeres aseguran que no pueden dejar su casa sin echarse perfume, otras alegan que la desnudez es ir a la calle sin zarcillos, y ahora para la gran mayoría es el celular o dispositivo móvil lo que es indispensable tanto para las féminas como para los caballeros.
Con suerte no dejo ninguna de estas tres cosas; sin embargo, mi mañana lleva un grato ritual de protección. Al salir de casa, me despido con un «ción» y llevo conmigo no sólo la protección de mi madre, sino la de uno de los vigilantes del edificio, quien cada vez que tiene guardia a primeras horas del día, me abre amablemente la puerta y además de saludar y desearme un feliz día, se despide con un fraternal «Dios la bendiga», acompañado de una entusiasta sonrisa.
A pesar de las creencias de cada uno, siempre son bienvenidos los buenos deseos. Doblemente protegida, sigo mi camino satisfecha por la noble iniciativa y los refuerzos espirituales.
La Yaguara: lo que callan las sardinas
Veronica Pedraza Diaz
La Yaguara. Entrar al metro de Caracas un viernes de quincena a las ocho de la mañana es un regalo de un Ser Supremo (inserte aquí su creencia religiosa o filosofía de vida).
Voy cual sardina en lata, pero aliviada porque ya estoy rumbo a mi destino, en Zona Rental. Otras dos sardinas a mi lado van conversando en un tono moderado, pero lo suficientemente alto como para que un usuario sin audífonos, como yo, escuche todo lo que iban hablando (me gusta «parar la oreja» en la calle para saber de qué se comenta por ahí, o simplemente soy chismosa, elija usted).
Sardina mujer: cuando yo salí embarazada mi papá hasta ofreció pagarme el aborto, mi mamá fue la que reaccionó mejor, y yo siempre juré que sería al revés. Yo le dije que no, que él no era nadie para disponer de una vida.
Sardina hombre: ¿Tú sabes la bendición que es un hijo? A mi novia también se le ocurrió eso cuando salió embarazada, y yo le pregunté si estaba loca, yo le dije que la apoyaba, y ella igualito seguía pensando en abortar ¡Qué bolas! No le entré a coñazos fue de vaina… (reconozco que sentí alivio al escuchar eso) y ahora ese chamo le cambió la vida a todo el mundo…
Una muchacha embarazada iba sentada frente a ellos y, al escuchar esto, sonrió… Ella no disimuló tan bien como yo que estaba escuchando, pero a ambas nos alegró que los dos pequeños involucrados habían salido bien librados de la primera batalla de su vida: nacer en Venezuela. Estación Zona rental.