El patio de granados era considerado en la época colonial un espacio especial en las viviendas elitescas, se le atribuía buena suerte y alcurnia. El escritor tachirense Manuel Felipe Rugeles en su poema Este Niño Don Simón hace mención a este lugar en sus versos: «Este niño Simón Bolívar / tocaba alegre el tambor / en un patio de granados / que siempre estaba en flor».