El loco Saturnino, caraqueño del siglo XVIII conocido por sus ocurrencias y su carácter benevolente, predijo el terremoto que sacudió Caracas el 21 de octubre de 1766 a las 4:20 de la mañana, y lo anunció por toda la ciudad recitando el siguiente estribillo:
Qué triste está la ciudad
Perdida ya de su fe,
Pero destruida será
El día de San Bernabé.
Un día antes del temblor subió la colina de El Calvario con una piedra a cuestas y allá pasó la noche para refugiarse y protegerse del terremoto, asegurando que al día siguiente «Caracas bailaría como un trompo», según el texto Crónica de Caracas de Arístides Rojas.
Téngolo ya de decir
Yo no sé lo que será
Mañana es San Bernabé,
Quien viviere lo verá.